domingo, 24 de abril de 2011

TDAH - Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

“TDAH” o "ADHD" no son sólo unas siglas que hacen referencia a un lejano tema médico o psicológico. Para no pocos niños y adultos, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es la causa de que su vida cotidiana se vea envuelta en una espiral de frustración, problemas escolares o laborales, dificultades en su relación social y afectiva con los demás, incomprensión familiar, y en última instancia, sufrimiento y miedo.

El TDAH (ADHD en inglés) es un trastorno complejo, que debe ser tratado para evitar perjuicios permanentes para la persona (sobre todo para el niño). Por suerte, hoy en día se puede diagnosticar con precisión, se pueden controlar sus efectos, y se puede lograr que los individuos afectados lleven una vida satisfactoria, integrada y productiva.

Qué es el TDAH

El “Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad” es el nombre que recibe actualmente un trastorno que afecta a niños y adultos, y que se caracteriza porque estas personas tienen varias capacidades desarrolladas a un nivel inferior al normal. Entre otras:

·         Su capacidad de mantener la atención.
·         Su resistencia a las distracciones.
·         La capacidad de inhibir (dominar) sus comportamientos.
·         La autorregulación de su nivel de actividad según lo requiera una situación.

Este desorden ha tenido varios nombres en las últimas décadas: síndrome hipercinético infantil, reacción hipercinética de la infancia, disfunción cerebral mínima, y trastorno de déficit de atención (con o sin hiperactividad)

A quién afecta el TDAH

En la actualidad se dispone de datos estadísticos abundantes y fiables sobre el TDAH a nivel mundial. En base a estos datos, hoy sabemos que:

  • El TDAH afecta al 3% - 7% de la población infantil, y al 2% - 5% de la población adulta.
  • Afecta al triple de niños que de niñas (ratio de 3 a 1). Entre los adultos, afecta a 2 varones por cada hembra (ratio de 2 a 1).
  • Es un trastorno que afecta a todas las razas por igual, y ocurre a lo largo de toda la geografía mundial.
  • Es muy probable encontrar el trastorno en familias donde algún miembro ya lo padezca. También es algo más probable que aparezca en ambientes familiares asociados a problemas de conducta o delincuencia.
  • Finalmente, el trastorno ocurre con más frecuencia en casos de muy bajo peso al nacer, parto prematuro, o daños significativos en las regiones frontales del cerebro.

Origen y causas del TDAH

Hoy en día está claro que la herencia genética es el principal factor que determina la aparición del TDAH en un ser humano, siendo responsable del 80% de la probabilidad de que se registre este trastorno. De hecho, ya se han identificado varios genes que contribuyen al TDAH, y posiblemente se identificarán más, pues como decíamos antes, se trata de un trastorno complejo que no es atribuible a un solo gen. Es una influencia hereditaria fuerte, comparable en intensidad y porcentaje a la que ejercen los genes que controlan la altura (en términos deliberadamente simples, la probabilidad de que un individuo tenga cierta altura depende en un 80% de su herencia genética).

El 20% restante parece corresponder  a factores como dificultades durante el embarazo, exposición al tabaco y al alcohol durante la etapa prenatal, parto prematuro y muy bajo peso al nacer, y daño post-natal en las regiones prefrontales del cerebro.

A nivel biológico, el TDAH se manifiesta como una leve pero contrastable diferencia en las funciones cerebrales normales. Es decir, se trata de una sutil disfunción cerebral, que se considera originada por un desequilibrio o desajuste en los niveles de neurotransmisores cerebrales, principalmente de noradrenalina y dopamina. Este desequilibrio se localiza principalmente en las áreas cerebrales responsables de la autorregulación y autocontrol del comportamiento (los lóbulos prefrontales y sus conexiones profundas, que son los ganglios basales)

Estas disfunciones cerebrales se comprueban y diagnostican en la actualidad de manera inequívoca, mediante pruebas médicas objetivas como la Tomografía por Emisión de Positrones (PET en inglés) y la Imagen por Resonancia Magnética, tanto funcional como volumétrica.

Características principales del TDAH

Las características predominantes de este trastorno son:

  • Capacidades reducidas para inhibir o controlar las respuestas, para controlar los impulsos, o para  retrasar la obtención de una gratificación o refuerzo. Esto se manifiesta en la incapacidad de la persona con TDAH para pensar antes de actuar, para esperar su turno en juegos, para resistir distracciones cuando deben concentrarse, o para trabajar en pro de metas de largo plazo y mayor importancia en lugar de centrarse en metas de menor enjundia y más inmediatas.
  • Actividad excesiva e irrelevante para las tareas que se abordan, o actividad poco adaptada a los requerimientos de una situación. Algunos niños y jóvenes con este trastorno (no todos) pueden exhibir actividad o movimiento exagerados (correr, saltar, etc.).
  • Escasa atención sostenida o perseverancia en los esfuerzos y tareas. A menudo esto se manifiesta cuando al individuo se le asignan tareas aburridas o tediosas, o actividades repetitivas que no tengan atractivo especial para éste.

Respecto a estos síntomas principales, cabe realizar dos observaciones adicionales. En primer lugar, señalar que las características principales suelen manifestarse relativamente pronto; en media, los síntomas aparecen entre los 3 y 6 años de edad, y casi todos los niños con TDAH los muestran antes de los 12 años. Por otra parte, estos síntomas cambiarán muy probablemente en función de la naturaleza de las diversas situaciones en que se encuentren los afectados por el trastorno.

Características adicionales del TDAH

Además de las tres características principales antes citadas, las personas con TDAH pueden registrar dificultades simultáneamente en otras áreas psicológicas funcionales:

  • Recordar cosas que deben hacer, o “Working Memory”. Esta se refiere a la capacidad de retener en su mente información que usarán para guiar sus acciones, bien en el momento actual o en el futuro cercano.
  • Retraso en el desarrollo de su “lenguaje interno”, la voz personal dentro de la mente de cada uno, que utilizamos para conversar con nosotros mismos. Esta voz personal es esencial para el desarrollo normal de la autorregulación y reflexión.
  • Dificultades con la regulación de sus emociones y su motivación. A menudo, los niños y adultos con TDAH no pueden frenar sus reacciones emocionales ante ciertos eventos, como lo harían normalmente otros sujetos de su edad.
  • Capacidad reducida para resolver problemas, y menor flexibilidad para perseguir metas de largo plazo. Por ejemplo, les cuesta mucho buscar nuevas opciones para resolver sobre la marcha un problema que surja mientras intentan conseguir una meta.
  • Nivel de rendimiento muy variable en sus tareas escolares o en su desempeño laboral.

Consecuencias del TDAH

El TDAH no es un trastorno benigno si se deja “a su libre evolución”. Si este trastorno no se diagnostica y no se trata, puede tener consecuencias significativas para las personas afectadas (sobre todo para los niños).

La primera consecuencia para un niño con TDAH es la muy probable inadaptación al sistema educativo, su fracaso en éste y finalmente su “centrifugación” fuera del mismo. En bastantes casos, el sistema escolar sigue pautas simplistas como “si el niño tiene X años de edad, debe estar en el curso tal o cuál, y los contenidos que debe asimilar son éstos”, en lugar de asignarle curso y contenidos en función de su capacidad madurativa real. Los niños afectados por TDAH tienen un nivel madurativo neurológico que no se corresponde con su edad  cronológica (no es que no puedan alcanzar la madurez neurológica, sino que lo harán a un ritmo diferente que los demás, y además necesitarán ayuda para no quedarse en el camino).

Si se produce la anterior, muy posiblemente llegarán la pérdida de autoestima y  la dificultad de inserción y precariedad en el mercado laboral. Finalmente, aparecerán los problemas de relación social y afectiva, y las dificultades para desarrollar una vida personal y familiar positiva y satisfactoria, se harán más probables.

Conclusiones

En próximos artículos continuaremos desarrollando diversos aspectos del TDAH: diagnóstico, intervención, entorno familiar y escolar, etc. Mientras tanto, recordemos lo esencial:

El niño o el adulto con TDAH son víctimas de un trastorno
que no han elegido padecer.
Hoy en día podemos y debemos ayudarles
a superar sus dificultades y a alcanzar una vida plena.

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